Versalles

Mi reina favorita repito Maria Antonieta, por chiflada e inconsciente. Muero por ir a ver el Petit Trianon y su villita para jugar a ser pobre.

En el metro, me explican como llegar en un francés-ingles-español, al camino voy. Bajando de la estación compro mi bolete de entrada, camino hacia el palacio, doy vuelta a la izquierda, allí esta la estatua del Rey Sol, agradezco a mi madre y abuelo por tanta cultura y lectura inculcada, en mi cabeza mientras me acerco recuerdo todo lo que ha pasado en este pedazo de tierra. La gente muere, las cosas se quedan, de verdad somos personas pasando por un mundo de cosas, y no al revés como todos piensan.

En fin, entro, éxtasis en mi interior. Hay como siempre y  en todos lados demasiada gente, pero bueno. Sigo el flujo de humanos, procurando imaginarme como se veía el palacio antes, con toda la corte, los vestidos, las joyas, los peinados de metro y medio sobre las damas imitando a María Antonieta.

Entro al salón de los espejos gracias Jules Hardouin Mansart, eternamente agradecida por tanta felicidad. Mucha gente, me quedé en esa sala como 10 minutos solo observando.

Acabo el palacio, y me voy al Petit Trianon, para ir hay que recorrer el jardín francés. RELINDO, hace demasiado calor y tuve la gran idea de venir en pantalones y cargar una chamarra por si refresca al rato. Error. Llego, Maria Antonieta, todo lo hizo bien, excepto atender a su pueblo. Le costó la cabeza.

De verdad la morra estaba loca, su aldea es lo más, es que piensen en que momento una reina quiere jugar a ser pobre, obviamente tu aldea es cero de pobres. Salte a ver Francia para que veas como no es lindo ser pobre. Bueno.

Me quede a recorrer los jardines ingleses, lo máximo de verdad, todo lo hicieron bien los paisajistas TODO. Pasé horas recorriéndolos, me perdí, me encontré, fui feliz, tenía calor, gracias a que soy un genio traía agua y comida. Llegando de nuevo a la parte de los jardines franceses me tiré en el pasto a reposar, me quede dormida. Desperté de regreso a París. Juan no había llegado pero una de sus amigas me dejó pasar. Llegó y fuimos a comprar comidita y en busca de un parque con cascadas, no encontramos las cascadas, pero nos sentamos en lo verde a cenar. Mi estancia en París ser resume a estar tirada en el pasto viendo la vida pasar. Acabando de cenar fuimos a seguir recorriendo el parque, escuchamos la cascada pero nunca dimos con ella.

De vuelta al departamento que debo comprar mi pasaje a Bruselas y apartar hostal. Mañana ahora si, de verdad, en serio, abandono París.

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