Nicaragua

Día 3: Managua-León

Desperté, desayune hot cakes con miel. Me metí a la alberca un rato, bañarse, cambiarse, salir hacia León.

El camino del hostal a la central de camiones es de 10 min, infernales. Hace un calor, hace mucho que no sentía tan horrible en mi cuerpo, una habilidad que tengo es sudar en exceso, voy goteando. Se me olvida que estoy en Latinoamérica, por supuesto que no existe una terminal en forma, son puestos callejeros, que rodean unas tipo cocheras, de donde salen camionetitas para unas 16 personas. Sin horario, conforme se llenan salen.

El conductor anuncio que se iba por la carretera vieja, no se que significa eso, siempre y cuando yo llegue a León dele.

A los 4 min de viaje una señora quiere bajarse, al parecer a donde ella va es por la otra carretera, enojado el chofer la baja, ella no quiere pagar el pasaje, el se queja de que ya perdió dinero en esta corrida. Eso si toda la gente defiende al conductor, efectivamente aviso como 5 veces el camino por el cual se iba a ir.

En fin, no le ha cobrado a nadie, error de él, debería cobrar cuando te sube. Unos 10 min antes de llegar a León paro la camioneta y nos cobró a todos.  Mientras hay señoras vendiendo comida y agua.

Llegamos a la «estación de autobuses» sin prisa de bajarme, de pronto veo un sujeto que esta agarrando mi maleta diciéndome que él me lleva. Peeerate hermano, suelta mi maleta, atrás de él veo otros 5 gritándome lo mismo. Ya acepté que me llevaran en un carrito con bici. León es feo, lo siento lo dije. Incluso estando arriba del bici taxi me chiflaron, para muestra este bonito vídeo.

https://www.instagram.com/p/BLMcfTljFOK/?taken-by=mrgferraez.

Obviamente me cobró de más por que turista.

Decidí de nuevo no salir hasta mañana que ya este con los guías conocedores de la zona.

El hostal es lindo, nada espectacular pero tiene unas hamacas y cocina al aire libre. Las señoras que hacen el aseo y  están en recepción son lo que sigue de amable, de verdad un amor de personas.

Conviví con la gente. Ahora leo Mal de Amores de Ángeles Mastretta.

Ya lista para dormir, se empieza a escuchar una camioneta que anuncia el triste descenso de la Maestra de generaciones de la escuela, donde invitan a la gente a ir al velorio que se llevara acabo en la casa residencia ubicada a una cuadra el norte y media al este del Hotel Europa. Como si vendieran tamales oaxaqueños, ricos calientitos, así pero avisando que murió alguien, informando fechas y  lugares del velorio, misa y entierro.

Dormí.

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